Las alfombras son un elemento funcional de la casa sobre el que pisas a diario, juegan los más pequeños o tus mascotas encuentran un lugar en el que recostarse.
Por este motivo, mantenerlas limpias y desinfectadas es muy importante para tu salud.
Puedes limpiar con una periodicidad semanal utilizando la aspiradora, para evitar que se acumulen el polvo, los gérmenes, los ácaros y cualquier otro tipo de amenaza microscópica que pueda suponer un riesgo para tu salud respiratoria.
Elimina el olor de las alfombras empleando sal. Espolvorea toda la superficie con sal común de mesa y enróllala apretando muy bien hasta formar un cilindro compacto.
Ata la alfombra en esta posición y deja que la sal actúe sobre el tejido durante algunas horas. A continuación, desenróllala y pásale la aspiradora. La sal absorbe muy bien la humedad, responsable en gran medida de esos malos olores.
Con alfombras más delicadas, recurre a un truco más natural: el vinagre blanco. Con 50 ml de vinagre y 250 ml de agua habrás fabricado un potente desinfectante natural totalmente inocuo para tu salud.
Cuelga la alfombra en un lugar aireado y pulveriza el producto sobre su superficie. No te preocupes por el fuerte olor inicial: se vaporizará en unas horas, en cuanto la alfombra se haya secado por completo.